miércoles, 23 de junio de 2010

Impunidad

Esta semana se esta desarrollando una actividad semanal contra la Impunidad en la Facultad de Ciencias Sociales. Muy interesantes las presentaciones, y también una importante presencia de publico de todo tipo, con una buena presencia de jóvenes.
A partir de varios de los planteos que allí se formularon me surgen algunas reflexiones y/o aportes a realizar.
Un primer aspecto que me parece importante resaltar, es constatar que al cabo de casi cinco años, cuando no más, estamos haciendo los mismos planteos y en algunos casos nos estamos preguntando las mismas cuestiones. Hace cinco años estabamos luchando contra la impunidad, por verdad, por justicia y por la memoria. Hoy igual.
Hace cinco años atrás planteabamos que habia mayorías parlamentarias para eliminar este obstáculo jurídico y afrenta etico-moral que es la ley de caducidad. Hoy tenemos mayorías y la ley permanece. En aquella época manejabamos la violación que significaba a las normas del Derecho Internacional Público, y del Derecho Internacional de los Derechos Humanos, mantener esa aberración jurídica en nuestro ordenamiento. Y sinembargo se ha mantenido, la han mantenido y hoy estamos constatando una vez más que esa Ley no pudo haberse votado por nuestro Parlamento por ir contra normas imperativas del Derecho Internacional. Y nuestro gobierno continua violando las normas de Derecho Internacional y nuestro Estado es responsable internacionalmente por tal situación. Y estamos esperando a ver si la Corte Interamericana condenará a Uruguay por el caso Gelman. Mientras tanto seguimos haciendo la plancha, en tanto gobierno, esperando que la pelota ruede hacia adelante para ver como la manejamos en el momento que ya no se pueda seguir haciendose los distraidos. Uruguay es responsable de violar el Derecho Internacional, y ya parece ser que no es una única oportunidad. A muchos políticos les encanta llenarse la boca hablando de "Políticas de Estado", pues bien, en esto de la ley de impunidad podemos decir que a lo largo de 25 años hubo una continuidad en esto de violar las normas internacionales en materia de Derechos Humanos, al haber mantenido esta conducta de caducidad de la pretención punitiva del Estado, no persiguiendo ni castigando a aquellos, civiles y militares, que cometieron delitos de lesa humanidad. Esta política constante mantenida a lo largo de tantos gobiernos y de tan distinto pelo, se ha convertido, ahora si, en una verdadera política de Estado. A ello se suma la impunidad de archivos e información y se suma también un chicaneo sistemático a lo que debería ser una política de reparación integral de las víctimas del terrorismo de Estado.
Hace años se planteaba que un referendum perdido contra la impunidad le daba un estatus especial a la ley. De donde sale eso, nadie lo sabe, porque en ninguna parte se establece que no llegar a los votos para derogar una ley, la cristaliza para siempre. Y hoy volvemos al mismo punto, cuando muchos plantean que haber intentado una reforma de la constitución por iniciativa popular, que se plebiscito y que tampoco se pudo alcanzar la cifra de votos requeridos, fija definitivamente una norma convirtiendola en acero o frio marmol. El plebiscito y el referendum son instrumentos de democracia directa para que la nación se exprese en un momento dado y frente a un planteo concreto. Y no le demos más valor que ese, que de por sí ya es muy importante.
Cual es entonces la diferencia entre aquel tiempo y este tiempo. Yo diria que hace cinco años atras el tema de la Ley de Caducidad y de la Impunidad no estaba en la agenda de los partidos políticos, ni siquiera en la agenda del FA. Y tampoco estaba en la consideración pública. Sólo pequeños grupos de militantes y organizaciones sociales hacian esfuerzos para que una pequeña luz apareciera en defensa de tantos desaparecidos y torturados victimas de la acción del terrorismo de Estado.
El trabajo de no muchos fue creciendo, fue golpeando puertas, abriendo la comunicación a través de ciertos medios, juntando firmas, luchando contra la indiferencia de tantos, hasta llegar al plebiscito de octubre. Con más de un millón cien mil voluntades que se expresaron claramente por un SI.
Como estamos hoy? Con la misma ley vigente, declarada inconstitucional por el Ejecutivo, por la Asamblea General del Poder Legislativo, y finalmente por la Suprema Corte de Justicia para un caso en particular. Ley que es violatoria de varias normas internacionales en materia de Derechos Humanos, violación de origen cuando se votó en diciembre de 1986 y con gobiernos responsables y complices que desde 1989 y 1992 hacen el papel del distraido frente a las indicaciones de los organos competentes de Naciones Unidas e Interamericanos. Y, con un excelente doble discurso, hacemos gargaras en el cumplimiento sistemático del Uruguay de sus compromisos internacionales. Asi planteada la situación, no cabe mayor interpretación, sólo hay que cumplir con las obligaciones, cumplir con nosotros mismos como sociedad, asumir la responsabilidad, medir el alcance de la voluntad del millón cien mil de votantes, por lo menos, y encontrar la forma y el nombre que se quiera pero cuyo resultado sea la ANULACION DE LA LEY DE CADUCIDAD. Esto es con un efecto como si nunca hubiera existido, porque jamás debio existir, y no pudo haber generado efectos jurídicos porque estaba absolutamente viciada de nulidad cuando surgió por la redacción y el voto de nuestros parlamentarios.
Nuestra fuerza para emprender esta nueva etapa en la lucha contra la impunidad está en tener claro y transmitirlo de esa manera como ha sido este proceso y no permitir que el engaño una vez mas confunda a nuestra gente.

Fernando Schreiber

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